El Formato de Documento Abierto (OpenDocument Format, ODF), promovido por el consorcio OASIS, cumple dos décadas como baluarte de la interoperabilidad, la soberanía digital y la libertad tecnológica frente al dominio de los formatos propietarios
En mayo de 2025 se cumplen veinte años desde que el OpenDocument Format (ODF) fue aprobado como estándar abierto para documentos de oficina. Diseñado bajo el paraguas del consorcio internacional OASIS, el ODF surgió como respuesta directa a la dependencia creciente de formatos cerrados y propietarios, especialmente en entornos públicos y educativos. Su objetivo: permitir a gobiernos, empresas y ciudadanos crear, compartir y preservar documentos sin ataduras a una única plataforma o proveedor.
Desde The Document Foundation (TDF), institución que lidera el desarrollo de LibreOffice y firme defensora del ODF, destacan su vigencia: “ODF es más que un estándar técnico. Es un compromiso con la transparencia, la independencia tecnológica y el acceso universal a la información”.
El origen de ODF: de OpenOffice.org a la ISO
El germen del ODF se encuentra en el año 2002, cuando el equipo de desarrollo de OpenOffice.org —entonces respaldado por Sun Microsystems— comenzó a trabajar en un formato de archivo basado en XML que ofreciera una alternativa estándar y abierta para documentos de texto, hojas de cálculo y presentaciones.
La versión 1.0 del formato fue aprobada por OASIS en mayo de 2005, y en 2006 obtuvo el reconocimiento de la Organización Internacional de Normalización (ISO) con la norma ISO/IEC 26300. Este hito marcó la primera vez que un formato ofimático abierto lograba el respaldo de la comunidad internacional de normalización.
ODF frente a OOXML: dos visiones del futuro de los documentos
Poco después de la estandarización de ODF, Microsoft impulsó el formato Office Open XML (OOXML), base de los archivos DOCX, XLSX y PPTX. En 2008, tras un controvertido proceso de estandarización, OOXML fue aprobado por la ISO bajo la norma ISO/IEC 29500.
La convivencia de ambos formatos ha sido, desde entonces, fuente de comparaciones y debates. Mientras que ODF destaca por su claridad, estabilidad y apertura, OOXML arrastra problemas de versiones múltiples, fragmentación y restricciones de implementación.
Comparativa técnica ODF vs OOXML
Aspecto | ODF (OpenDocument Format) | OOXML (Office Open XML) |
---|---|---|
Organismo promotor | OASIS | Microsoft / ECMA |
Reconocimiento ISO | ISO/IEC 26300 | ISO/IEC 29500 |
Base tecnológica | XML + ZIP | XML + ZIP |
Licencia | Libre (implementable sin restricciones) | Parcialmente restrictiva (patentes implicadas) |
Interoperabilidad | Alta entre suites libres y estándar | Limitada fuera del ecosistema Microsoft |
Retrocompatibilidad | Estable desde 2005 | Fragmentada (varias versiones simultáneas) |
Software compatible | LibreOffice, OnlyOffice, Calligra, Microsoft Office (parcial) | MS Office, Google Docs (parcial), otros |
Uso institucional e impulso público
Desde su aprobación como estándar internacional, el ODF ha sido adoptado oficialmente o recomendado por diversas administraciones públicas que buscan garantizar la independencia tecnológica y la conservación a largo plazo de los documentos electrónicos.
Algunos ejemplos destacados:
- Unión Europea: Incluye ODF en sus recomendaciones de interoperabilidad entre administraciones.
- Francia y Alemania: Recomendación explícita del uso de ODF en organismos públicos.
- Brasil y Sudáfrica: Impulsaron el uso de ODF como parte de políticas de software libre.
- Reino Unido: El BSI lo reconoce como formato preferido para la edición de documentos.
Además, instituciones como el NIST estadounidense o el Gobierno de los Países Bajos han contribuido activamente en la evolución de sus especificaciones.
Ventajas estratégicas de ODF
Más allá de lo técnico, ODF representa una apuesta ética y estratégica:
- Independencia: Permite a usuarios y gobiernos no depender de un único proveedor.
- Auditoría y seguridad: Su estructura abierta facilita la revisión y mejora por parte de terceros.
- Longevidad: Ideal para archivos históricos y conservación de documentos oficiales.
- Accesibilidad: El formato facilita la creación de soluciones inclusivas.
- Neutralidad: No está atado a intereses comerciales concretos.
Desafíos vigentes: adopción masiva y compatibilidad
Sin embargo, la adopción generalizada del ODF sigue encontrando barreras. La integración incompleta en Microsoft Office y el escaso conocimiento del público general sobre formatos abiertos dificultan su expansión.
A esto se suma la tendencia hacia soluciones en la nube, como Google Workspace o Microsoft 365, donde los formatos se vuelven más opacos y los estándares, menos visibles para el usuario.
Presente y futuro del ODF
La versión actual, ODF 1.3, aprobada por OASIS en 2020, introdujo mejoras como soporte para firma digital, cifrado más robusto y soporte para trazas de cambios en documentos. Ya está en fase de revisión la versión 1.4, que reforzará la interoperabilidad y el tratamiento multimedia.
El reto no es solo técnico, sino político y cultural: promover el uso de estándares verdaderamente abiertos en todos los niveles, desde las aulas hasta los sistemas de administración pública.
Conclusión: un estándar al servicio de la libertad digital
El vigésimo aniversario de ODF no es solo una efeméride tecnológica: es un recordatorio de que el control sobre la información no debe estar en manos de unos pocos.
Mientras los gigantes del software continúan imponiendo formatos cerrados y ecosistemas herméticos, ODF sigue siendo una herramienta vital para garantizar el acceso libre, universal y soberano a los documentos digitales.
Como señala The Document Foundation: “No se trata de una guerra de formatos. Se trata de decidir si nuestros datos, nuestros documentos y nuestra historia estarán bajo nuestro control o el de otros”.