Alerta en la comunidad open-source: capturan dominio .com de un proyecto tras su expiración y lo ponen en venta por más de 1.200 dólares

Un desarrollador independiente de la plataforma AliasVault, un gestor de contraseñas y alias de correo electrónico de código abierto y autohospedado, ha denunciado en Reddit una situación cada vez más común y preocupante: el secuestro de dominios expirados vinculados a proyectos legítimos, especialmente del ámbito open-source.

AliasVault nació en mayo de 2024 con el objetivo de ofrecer una alternativa enfocada en la privacidad, y desde su lanzamiento beta en diciembre ha mantenido un ritmo constante de actualizaciones cada dos semanas. Su autor, que mantiene los dominios aliasvault.net, .org y .nl, vigilaba desde hace meses el dominio aliasvault.com, que aunque había sido registrado previamente por un tercero, permanecía inactivo.

El dominio expiró, pero alguien lo capturó al instante

Según explica el propio desarrollador en su publicación en Reddit, a finales de enero de 2025 comprobó que el dominio aliasvault.com había sido renovado. Sin embargo, a mediados de abril recibió un correo electrónico desde una cuenta de Gmail anónima, ofreciendo el dominio por 500 dólares. Intrigado, volvió a revisar el registro WHOIS y descubrió que el dominio vencía ese mismo día.

Horas más tarde, el dominio fue capturado por el servicio DropCatch, especializado en adquirir automáticamente dominios que acaban de expirar. Al día siguiente, el dominio aliasvault.com ya estaba listado para la venta por 1.288 dólares en la plataforma de reventa de dominios de GoDaddy.

¿Una práctica legal, pero cuestionable?

El desarrollador intentó proteger el nombre de su proyecto realizando una contraoferta de 250 dólares, aunque no ha recibido respuesta por parte del vendedor. Según reconoce, AliasVault aún no genera ingresos y el coste de disputar formalmente el dominio ante organismos como la WIPO (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual) oscila entre 1.500 y 5.000 dólares, una suma difícil de asumir para un proyecto independiente y comunitario.

Aunque la captación de dominios expirados —conocida como domain dropcatching— es una práctica legal, muchas voces en la comunidad la califican como aprovechamiento oportunista, especialmente cuando se dirige a proyectos activos y con un nombre consolidado.

En este caso, la intención del capturador parece clara: revender el dominio por un precio muy superior al coste de registro, aprovechando el posicionamiento que ya tiene AliasVault en la comunidad tecnológica.

Un fenómeno creciente en el entorno digital

La historia de AliasVault no es única. Cada vez son más los desarrolladores, startups y creadores que ven cómo dominios asociados a sus marcas o proyectos son capturados al expirar y revendidos a precios abusivos.

Aunque existen mecanismos legales para recuperar dominios mediante disputas —como el Proceso de Resolución Uniforme de Disputas de Nombres de Dominio (UDRP)—, estos procesos pueden resultar costosos y largos, lo que disuade a muchos afectados.

Recomendaciones para proteger un proyecto open-source

Este caso pone de relieve la importancia de asegurar todos los dominios clave relacionados con un proyecto desde su nacimiento. Registrar variantes geográficas (.com, .net, .org, .io, etc.) puede evitar problemas en el futuro, incluso si no se utilizan de inmediato.

También es clave configurar alertas de renovación y activar la renovación automática en el registrador para evitar expiraciones accidentales. En proyectos open-source, donde los recursos son limitados, estas acciones preventivas pueden marcar la diferencia entre mantener la identidad del proyecto o perderla a manos de especuladores.

El debate continúa

Mientras AliasVault evalúa sus próximos pasos, su creador ha abierto el debate a la comunidad. ¿Debería ceder y pagar el precio? ¿Optar por vías legales a pesar del coste? ¿O simplemente seguir construyendo sobre el dominio .net sin mirar atrás?

Por ahora, la historia sirve como advertencia para otros desarrolladores y como recordatorio de que, en la economía digital, el nombre lo es (casi) todo.